En Bodega Araujo, el terroir – ese conjunto único de factores naturales – juega un papel esencial en la creación de vinos excepcionales que reflejan la esencia de nuestro entorno. El suelo, el clima y las técnicas de cultivo se combinan para dar forma a nuestros vinos, convirtiéndolos en una verdadera representación del lugar de donde provienen.
¿Qué es el Terroir?
El terroir es un concepto clave en la viticultura que engloba todos los factores naturales que influyen en el cultivo de la vid. No se trata solo del suelo o el clima, sino también de factores como la altitud, la exposición al sol y las prácticas agrícolas que se emplean. El terroir es lo que le otorga a cada vino su personalidad única.
Cada parcela de nuestros viñedos cuenta una historia propia, un relato que comienza con el suelo y se complementa con el clima, las técnicas de cultivo y, por supuesto, la mano experta de nuestros enólogos.
El Suelo
El suelo juega un papel fundamental en el desarrollo de las uvas. En Bodega Araujo, cultivamos nuestras vides en terrenos ricos en minerales, lo que les proporciona los nutrientes necesarios para su correcto crecimiento. El tipo de suelo también afecta la retención de agua, el drenaje y la nutrición de las plantas, todos factores que impactan directamente en el sabor y la estructura del vino.
Nuestros viñedos se encuentran sobre suelos ricos en calcio y piedras, lo que permite que las raíces de las vides crezcan profundamente en busca de nutrientes. Este tipo de suelo fortalece las plantas y favorece la concentración de sabor en las uvas, un factor esencial para el desarrollo de vinos complejos y bien estructurados.
El terreno de nuestras parcelas tiene un drenaje excepcional, lo que permite que las vides enfrenten menos estrés hídrico, incluso durante los meses más calurosos. Esto favorece un proceso de maduración más equilibrado, lo que resulta en uvas de excelente calidad.
El Clima
En Bodega Araujo, nuestros viñedos disfrutan de un clima privilegiado, con una combinación de altitud y vientos frescos que permite una maduración perfecta de las uvas.
Nuestros viñedos están ubicados a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, lo que genera una amplitud térmica considerable entre el día y la noche. Este contraste térmico es esencial para la preservación de la acidez en las uvas, lo que da como resultado vinos frescos, equilibrados y con una excelente capacidad de guarda.
Los vientos provenientes de las montañas cercanas contribuyen a mantener un ambiente fresco y seco en nuestros viñedos, lo que ayuda a prevenir enfermedades en las vides y favorece una maduración uniforme. Esta constante brisa garantiza que las uvas desarrollen su potencial al máximo.